“¿Cómo voy a creer, dijo el fulano,
que el mundo se quedó sin utopías?
¿Cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer, una tristeza?
(…)
¿Cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera,
que el mar es nadie,
que la noche es nada?”
Mario Benedetti (1920 – 2009). Uruguay
De “Utopías”
“Y si fuera pintor, ¡con qué cuidado,
con mi pincel, por el amor guiado,
diluiría en la cándida vitela
de un abanico tu sutil figura,
entre el rosa fragante y la frescura
de un florido paisaje de acuarela”
Francisco Villaespesa (1877 – 1936). España
De “Utopía”
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Foto de Javardh en Unsplash |
¿Por qué siempre el idealismo y la utopía? Porque las utopías son sueños y no sé vivir sin sueños. Mejor dicho: no sé vivir sin gozar de la ilusión de creer que hay algo mejor que la actual realidad humana. Necesito ilusionarme y entregarme apasionado a lo que hago. Y solo puedo conseguirlo teniendo fe en que es posible algo mucho más bello y bueno. Cuanto mayor es mi utopía, mayor es mi ilusión y mayor mi alegría. Y al igual que un niño, más urgencia siento y mayor es mi entrega.
¿Y no ha sido un problema? ¡Siempre! Desde niño… Amar y sentir, así de sensible e idealista, suele tener el premio de la herida. Infinitos… Y soñar así de utópico suele tener la recompensa del fracaso. Infinitos, también… A nivel social, incomprensión y, hasta cierto punto, aislamiento, algo que comprendo y con lo que no me siento incómodo.
¿Y del amor, qué digo? Una utopía más, la más bella. La que me ha traído los momentos más dolorosos, también los más deslumbrantes. Pero nada ha cambiado.
Nada ha cambiado… ni cambiará. No sé vivir sin entregarme ilusionado… como un niño.
Emilio Muñoz
Pensar y sentir
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