Aunque no hay soluciones únicas, si hay caminos y mejores, siempre adaptados a la naturaleza del ser viviente. Indagar en el propio vivir y en el sentido que se da a la propia vida termina resultando imprescindible para no acabar perdido y desconcertado
MI BLOG MÁS QUERIDO, Y NECESARIO DEBATE (de niños, adultos-niños y sensibilidad para un mundo mejor)
LOS ÁNGELES VIVEN ENTRE NOSOTROS…
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“Quien no ve en los niños un ángel es que no ha aprendido lo esencial de la
vida y de la belleza de vivir…” Emilio Muñoz “…conservaré en mis sueños más
sec...
Hay un poderoso manantial interior que regresa a mí cuando dejo que mi alma se exprese en medio del aislamiento y el silencio. Como agua pura y fresca alivia mi sed de ser y sentir, y limpia de superficialidad mi vida hasta dar un sentido profundo a mi existencia.
Es cierto que yo solo soy yo en esos momentos en los que integro cuerpo, mente y espíritu. El tiempo, sin dejar de existir, pierde su sentido; y el espacio se difumina en sus límites y horizontes. En esa nada, a la que me entrego, se me va desvelando el secreto de todo.
Solo entonces mi cuerpo se apacigua y se sumerge en una profunda paz, mientras mi mente por fin recoge los mensajes que habitualmente se diluyen en el ruido de la cotidianidad. Dudo que mi mente escuche únicamente mi propia voz interior: emanan de ese fértil manantial tales intuiciones que presiento que todas no son mías. O, al menos, que no pertenecen a esta vida.
Hay un arroyo que fluye manso dentro de mí, como si de otro río se tratara, y solo cuando mi voluntad le abre paso desde el aquí y el ahora, ese manantial aflora tan vigoroso y confiado como para que llegue a sentirme completo: vivo y enamorado… adulto y niño… eterno e infinito…
Superviviente del campo de concentración de Auschwitz
Edith Eger
En ese momento sonaba el “Romeo y Julieta” de Chaikovski…
Esta cita contiene parte de la narración que hace Edith Eger cuando, con tan solo dieciséis años, fue llevada al campo de concentración de Auschwitz y tuvo que bailar frente al genocida Josef Mengele (1911 – 1979), “el ángel de la muerte”, en el barracón donde había sido llevada, lo que le salvó la vida. Era el primer día en el campo de concentración, y su madre ya había sido llevada al crematorio por orden del propio Mengele.
Edith, que posteriormente estudió Psicología, disciplina que ejerció profesionalmente, nos recuerda en ese pasaje cómo consiguió liberarse del horror en el que vivía inmersa en aquel momento y sentir la pulsión de la vida que le arrastraba por pura necesidad de sobrevivir física y emocionalmente.
Poco antes, mientras bailaba con la música de El Danubio azul de Johann Strauss, describe su espanto:
“Bailo. Bailo. Estoy bailando en el infierno.
No puedo soportar ver al verdugo
mientras decide nuestro destino.
Cierro los ojos”
Y termina dándonos una de las lecciones más importantes que pueden ser aprendidas en la vida, imprescindible para no olvidar cuál debería ser siempre nuestra actitud y elección:
“Es la primera vez que veo que podemos decidir:
Podemos prestar atención a lo que hemos perdido
o prestar atención a lo que nos queda”
Y es que podemos perder mucho, pero nunca lo perdemos todo. Siempre hay belleza suficiente ante nosotros y nunca faltan las oportunidades para vivirla. Y con ella, la ilusión…
La belleza deja de existir cuando cerramos los ojos (del alma). Y perdida la ilusión, la vida se marchita.
A veces desciendo pausadamente desde cualquier bello cielo a un plácido paraíso en mi interior. No existe otra cosa que mi imaginación vagando por territorios vírgenes rememorados o imaginarios. Mi sensibilidad se desborda y noto como mi pecho se llena de un alma que se inflama de indescriptibles emociones.
Mi serenidad es tal que me resisto a recomponerme y regresar a la realidad. En medio de esa mágica paz cientos de emociones se entrecruzan vertiginosamente en mi camino. Ni siquiera pienso, solo me dejo llevar por ese azaroso mar de sentimientos.
¿Cómo explicarlo? Solo lo intento… Bendita la sensibilidad que se apodera de mi voluntad…
Pero hay algo más curioso aún: no solo vivo mi propio ensimismamiento. Soy capaz de descubrir, sentir, sumarme y vivir el ensimismamiento ajeno. Descubro que puedo vivir en la sensibilidad de cualquier ser humano con solo ser testigo de su mirada o de lo que mira, de sus gestos o de su respiración, de su movimiento o de su quietud…
El amor es un misterio… Título del video que acompaña a esta entrada. Se trata de un título bellísimo. Tiene algo mágico pasar los ojos por las palabras que componen esta frase… Algo que endulza la mirada, que emociona, que hace soñar, que llama a su encuentro… porque, efectivamente, cuando lo que describimos es realmente amor, es un misterio total.
Muchas veces llamamos amor a lo que es simple afecto, simpatía, complicidad, empatía... incluso necesidad de estar acompañados, puro interés o simple deseo de disfrutar del sexo. En estos casos, una persona puede explicar por qué "ama" a otra persona. Y si bien reconozco que puede haber cariño, yo no llamo a esto amor. Entre otras cosas porque el auténtico amor surge de lo más profundo de nuestra alma, y no puede ser explicado. Lo repito con total rotundidad: ¡no puede ser explicado!
De hecho, cuando el amor es verdadero, ciertamente nos posee, nos arrastra, toma el control de nuestros actos hasta unos límites que pueden llegar a ser dañinos para nosotros mismos. El genuino amor lo reconocemos, justamente, porque nos convertimos en su servidor de la persona amada, y porque nos abrazamos a una pasión que convierte la experiencia de vivirlo en puro éxtasis.
En estos casos, efectivamente, el amor es un misterio. No sabemos por qué, solo necesitamos vivirlo sin complejos, sin prejuicios, sin límites, en una entrega total.
De alguna manera, amar así se asemeja más a como aman los niños (y, por supuesto, los adolescentes). Y eso, para un adulto es un riesgo, soy consciente de ello. Puede ser una locura o terminar en una locura.
Pero, personalmente, si en algún momento de mi vida me he sentido ardientemente vivo y plenamente feliz ―si alguna vez he estado a punto de perder la razón―, ha sido, precisamente, amando con inexplicable y misteriosa pasión.
-¿Qué haces? -dice. -¡Allá abajo, es primavera...! ¡Inspira
ansia de sol, de rosas, de caricias, de vida,
la mágica palabra! Vuela el ave encendida.
Yo bajo, desamarro mi yate marfileño...”
Delmira Agustini (1886 – 1914). Uruguay
De “Hacia la primavera”
“…tu soñar me envolvía, soñado me sentí”
Jorge Guillén (1893 – 1984). España
De “Amor dormido”
Fuente: vídeo
Cuando un gesto tan solo es algo aprendido y su único fin real es impactar en los demás, entonces la expresión de nuestro ser es ficticia y no vale nada…
Pero cuando un gesto es natural y espontaneo, y transmite la esencia del alma que en el ser habita, entonces el movimiento se preña de arte y experimentarlo libremente nos traslada a un universo donde sentir y emocionarse alcanza al éxtasis...
Es entonces cuando la experiencia de vivir se aleja de todos los cánones, de todos los arquetipos, de todos los tópicos, para materializar su fruto en una experiencia única alejada del espacio, del tiempo, del aquí y del ahora… Una experiencia que no conoce barreras, ya sean temporales o espaciales. Por unos instantes no somos nosotros, sino arte somos, instalados en los confines de la eternidad.
Todo está en nosotros, en nuestro despertar… en nuestro soñar…
(Sentí un resplandor en mi interior… Tan solo un destello apenas imperceptible… Pero como tantas otras veces en mí, al contrario de lo que es habitual para cualquiera, me abandoné y me dejé llevar por esa llamada. Y las emociones que se despertaron fueron como soñadas, totalmente alejadas de la realidad… ¿Serán los sueños la verdadera realidad, y la realidad solo la antesala de la auténtica vida, eso que llamamos sueños?)
A veces nos conectamos tanto a la vida que creemos sentir que nuestro pecho se llenó de la misma vida. Y es cierto que nos llenamos de vida, de una inefable sensación de estar vivos, de un indescriptible deseo de vivir… Tanto que nos hierve la sangre y nos explota la vida desde lo más profundo nuestro.
Pero esto que describo solo son las secuelas de algo aún más profundo y maravilloso, porque de lo que realmente nos llenamos, y se llena nuestra alma acelerando el corazón, es de amor… Amor intenso a la vida, y a todo aquello y aquellos que nos hacen vibrar de pasión… Deseo de fundirnos con el alma inmortal que da vida a todo lo que existe… Dejarlo estar con tanta intensidad que se convierte en una experiencia celestial.
Vivirlo es la mayor de las fortunas. Algo inenarrable…
TRADUCCIÓN DEL VÍDEO
A veces siento que...
nosotros como personas
nos perdernos demasiado en nosotros mismos.
en nuestros problemas...
y en todo.
Puede ser porque
nos vamos desconectando poco a poco
de las cosas que solíamos saber…
del entorno...
¿Sabes? Este día es
tan bueno como cualquier otro día...
Es solo diferente.
Como las estaciones.
Cambia…
Y eso me gusta mucho de la naturaleza.
Así es, ya sabes,
es sencillamente puro.
Es... simple.
Es... natural.
Es... auténtico.
¿Qué será esta magia que me hace sentir la vida con un tono especial en cada respiración… en cada parpadeo… en cada movimiento de mi cuerpo?
Ahora, sobre esas notas, me parece escuchar el aleteo de las mariposas en su improvisado recorrido entre las flores, cual niños en su entusiasmado despertar… Más tarde, con idénticas notas, me parece oír la lluvia despertando agitadas y temerosas emociones, justo cuando atraviesa mis pensamientos…
Déjame cerrar los ojos para ver todo claro. Porque estás dentro de mí…
Me habitas el alma… Avivas el fuego de mi corazón…