“El trauma cambia no solo la forma
en que nos vemos a nosotros mismos,
sino también la forma en que vemos el mundo”
David Emerson
"La vida no se hace más fácil ni más indulgente;
nos hacemos más fuertes y más resistentes"
Steve Maraboli
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Foto de Vesky en Unsplash |
Hablando de mi propia experiencia, hay tres puntos de apoyo que considero decisivos para superar sanamente un trauma serio.
El primero, no avergonzarse ni sentirse culpable. Jamás intentar disimular la situación porque eso lleva al aislamiento y, con ello, reducimos considerablemente las posibilidades de soportar y superar la situación traumática. Es cierto que en nuestra extraviada sociedad actual hay que dar la imagen de felicidad cada día y durante todo el día. Pero este es otra inútil cruz que nos hemos impuesto, que no tiene sentido alguno, y que nos daña enormemente siempre, no solo al pasar por un trauma.
El segundo, no perder nunca la esperanza de que llegará un día en el que volverá a salir el sol. En otras palabras, no perder la esperanza mientras se está sufriendo una situación que, vivida día a día, puede parecer que jamás se acabará y llegar a ser insoportable.
Esto no quiere decir que haya que pensar que será fácil superar el trauma, que la esperanza en el mañana nos hará menos traumático el presente. Eso es engañarse. El dolor hay que pasarlo, por desgracia, y podemos llegar a sentir que nos acorrala hasta creer que no podremos soportarlo más. Hay que reconocer que el presente no presenta alternativas, solo soportar los días más oscuros, y confiar a ciegas en el futuro, esperanzados. Esto es lo que se llama resiliencia. “Palabro” muy de moda desde hace ya bastantes años y que no siempre se utiliza con buen criterio.
Tal vez nos pueda resultar útil pensar si no perdemos la esperanza, y si no nos entregamos a una respuesta “vengativa” con la vida. Cuando hayamos superado tan difícil prueba nuestra vida será mejor en todos los aspectos, y hasta límites insospechados. El amor a la vida nos puede llenar completamente, como el deseo de ayudar a otros, la templanza con la que nos tomamos las nuevas dificultades, la serenidad y seguridad en el vivir, la profundidad que se puede alcanzar en la interpretación de la vida y el sentido que le damos. Es cruel decirlo, pero superar un trauma nos puede hacer personas mejores y más sabias.
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Foto de Akshay Paatil en Unsplash |
Esto no quiere decir que desahogarnos nos sane. Rotundamente, no. El desahogo solo nos ayuda a aliviar un poco la enorme losa del dolor. Y será momentáneo, nada duradero. Así que es importante recurrir insistentemente a esos seres queridos y generosos, explicarles abiertamente cuánto y cómo sufrimos, y decirles que necesitamos que nos soporten mientras dura el duelo.
Cualquiera nos dará mensajes llenos de buenas razones, incluso de sabiduría. Serán mensajes justos, proporcionados y que indican el buen camino. Pero no nos engañemos. En mitad de una situación traumática, la razón no nos sirve de nada. El dolor está ahí, indiferente a las razones que nos den o nos demos a nosotros mismos. Sencillamente, hay que pasarlo, y aparcar esos consejos recibidos para cuando amaine el temporal. En esos momentos todos los consejos empezarán a ser útiles. Y, por cierto, en esos momentos, no en mitad del duelo, estos consejos que doy serán realmente útiles. Mientras tanto solo servirán para aliviar algo y para no caer en una depresión. O, también, para prepararnos mejor para un posible trauma…
Un apunte adicional: no creo en los héroes que dicen superar los traumas con fortaleza mental o espiritual. Si se supera con relativa facilidad un trauma, es que no lo es, por mucho que se diga lo contrario. No existen los héroes en relación a los traumas, solo seres humanos que tienen, y hemos tenido, que superar como mejor se puede algo que, por supuesto, no es vergonzoso.
A todo el que vive una situación traumática le digo que no pierda la esperanza, que resista el sufrimiento, que llegará un momento de algo que podríamos llamar “recompensa”. Toda mi comprensión y mi apoyo.
Y aprovecho para dar las gracias a quienes me ayudaron a mí. Gratitud humilde, sincera e infinita...
Y aprovecho para dar las gracias a quienes me ayudaron a mí. Gratitud humilde, sincera e infinita...
Emilio Muñoz
Pensar y sentir
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(por Ola Gjeilo)
Ojalá siempre llegue esa recompensa. Gracias por estas palabras tan buenas. Besos
ResponderEliminarEl apoyo de los tuyos hace la diferencia. Un beso
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