“Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto...”
Idea Vilariño (1920 – 2009). Uruguay
Estás solo, lo mismo...
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Foto de Alexander Krivitskiy en Unsplash |
En mi opinión, es un grave error intentar evitarlo, negándose el derecho a ser y sentir como uno realmente es y siente. Lo importante es no acomplejarse por ser y sentirse diferente. No sé es peor por tener una gran sensibilidad. Tampoco mejor. Lo mejor o peor que somos lo marca nuestro comportamiento: el bien o el mal que hacemos, empezando por el que nos hacemos a nosotros mismos.
Pero sentir demasiado intensamente tiene es problema, el de ser continuamente zarandeados por nuestra sensibilidad. Y como digo, no veo la solución en enfriar nuestra emocionalidad, pues eso supone reprimirnos, ser censores de nuestro real ser.
Yo solo encuentro una opción válida para mí, que no es sencilla (¡pero qué es sencillo en esta vida!). Entregarme… Rendirme… Dejarme llevar por ese torrente emocional que siento. Y desarrollar mi personalidad de tal manera que sea lo suficientemente fuertes como para poder moverme suficientemente bien dentro de la corriente, soportando los golpes inevitables, sabiendo que siempre habrá un mañana que puede ser mejor si busco, aprendo, actúo y vivo.
Amar demasiado es demasiado duro. Es poner la coctelera al máximo de revoluciones… Hay que ser demasiado fuerte para soportar las tensiones que se crean, y se corre el riesgo de romperse, de terminar destrozado. Por esta razón, muchos psicólogos y consejeros lo desaconsejan: su opción es que hay que evitarlo.
Mi solución no contempla la huida. Pues esto significa realmente huir de uno mismo, algo que jamás se debería aceptar. Mi propuesta, para mí, es alcanzar el ojo del huracán, y disfrutar de la paz que allí se vive, por efímera que pueda ser, sin olvidar que todo puede acabar tan rápidamente como comenzó.
Tal vez se pueda entender, por lo que digo, que acepto una experiencia efímera. No es así. Y los amantes que se aman demasiado tienen una alternativa, por difícil que sea: seguir al ojo del huracán en su recorrido, para no salir de él. Aguantar y disfrutar de la fascinante experiencia que supone un amor estratosféricamente vivido. Porque el ojo del huracán es el paraíso del ser emocional en este imperfecto mundo. Algo inigualable… de dos, con dos.
Creo, ciertamente, que nada se puede igualar a esta maravillosa y loca aventura. Loca… pero ¿qué vinimos a vivir a este mundo?
Emilio Muñoz
Pensar y sentir
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)
(por AlissonLG)
TAKE A MOMENT TO BREATH
Normal the Kid
Tómate un momento para respirar…
para respirar
No quiero que te vayas,
que me dejes…
No puedo mentir: odio mi vida.
A veces desearía haber captado tu atención
de otra manera,
en otra noche,
para no tener que verte llorar.
Recuéstate a mi lado,
necesito sentir tu tacto.
Puede doler a veces
pero estamos demasiado enamorados.
¿Puedes abrazarme?
No puedo oír mis llantos.