“Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo
celebrar la vida y retomar los cielos”
Mario Benedetti (1920 – 2009). Uruguay
De “No te rindas”
Foto de Jill Heyer en Unsplash |
“Yo, como tú, ansío tener un poco de aire y de libertad, pero creo que nos han dado compensación de sobra por estas carencias. Quiero decir, compensación por dentro. Esta mañana, cuando estaba asomada a la ventana mirando hacia fuera, mirando en realidad fija y profundamente a Dios y a la naturaleza, me sentí dichosa, únicamente dichosa. Y, Peter, mientras uno siga teniendo esa dicha interior, esa dicha por la naturaleza, por la salud y por tantas otras cosas; mientras uno lleve eso dentro, siempre volverá a ser feliz. La riqueza, la fama, todo se puede perder, pero la dicha en el corazón a lo sumo puede velarse, y siempre, mientras vivas, volverá a hacerte feliz. Inténtalo tú también, alguna vez que te sientas solo y desdichado o triste y estés en la buhardilla cuando haga un tiempo tan hermoso. No mires las casas y los tejados, sino al cielo. Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz”
Es bello aprender de esta adolescente que nos comparte su sabiduría…
Pienso y siento: el silencio no existe… Mientras siga escuchando cómo late mi corazón, el silencio no existirá.
Mientras pueda estremecerme con la dulzura de un abrazo sé que la soledad no existirá, y la vida será un regalo, pase lo que pase. Pues la vida no es lo que me ocurre, como tantas veces he dicho, sino lo que soy capaz de sentir, y hacer con lo que siento. Amar y vivir el amor… Así de sencillo, y así de complejo.
Cada día despierto ―y despertaré― agradeciendo la belleza que viviré en las siguientes horas, sabiendo que estaré presente en todo lo que me suceda. Afrontaré los retos y las dificultades como una forma de mejorar mi humanidad. Y mi ánimo no dependerá de lo que se diga de mí, o de lo que se haga conmigo, pues seré dueño de mi vida en todo momento. Escucharé con atención y respeto a todo aquel que me quiera compartir su pensamiento, sus valoraciones, sus críticas hacia mí, sin olvidar que para dilucidar quién soy también cuento con la ayuda de mi conciencia, que se puede despistar pero que nunca pretende engañarme, y a la que siempre escucho.
Como cada día, en cuanto sea posible, caminaré hacia alguno de esos lugares que encienden mi ilusión, pero me dejaré llevar por aquello que en cada momento atraiga mi atención, o despierte mi curiosidad, o encienda mi alegría, o avive mi amor.
Abrazaré la belleza para que la belleza me abrace a mí. Me abrazaré al amor para que el amor me abrace a mí. Siempre con total humildad y llaneza. No estaré esperando a que la vida venga a buscarme para entregarme a ella ilusionado. Y no me humillará mi generosidad, que puede ser entendida erróneamente como sumisión, de la misma manera que no ofenderé cuando mis brazos se extiendan con algo más de fuerza y ternura hacia quien más lo necesita.
Mientras mi corazón siga latiendo no existirá el silencio. Solo existirá la vida, y la vida será una maravillosa oportunidad para ser feliz.
Emilio Muñoz
Pensar y sentir
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(por Mr. Colt)