MI BLOG MÁS QUERIDO, Y NECESARIO DEBATE (de niños, adultos-niños y sensibilidad para un mundo mejor)

martes, 18 de diciembre de 2018

LA VIDA, ESA GRAN PARTIDA DE AJEDREZ JUGADA A UNA SOLA VUELTA


LA VIDA, ESA GRAN PARTIDA DE AJEDREZ JUGADA A UNA SOLA VUELTA


“El destino es el que baraja las cartas,
pero nosotros los que las jugamos”

“No hay ningún viento favorable
para el que no sabe a qué puerto se dirige”

Arthur Schopenhauer (1788 - 1860)


De vez en cuando no viene mal pararse y reflexionar sobre la vida: lo que hemos hecho con ella y lo que sería bueno hacer, o la actitud que deberíamos tener, de ahora en adelante. Especialmente cuando el tiempo, las fuerzas o la salud se van quedando cortos. ¡Hay que aprovechar al máximo! Estas son algunas de mis conclusiones.

Photo by Ken Treloar on Unsplash
PRIMERO. La vida, como el juego del ajedrez, ofrece lo que para nosotros son infinitas posibilidades de actuación. Si en el ajedrez, con 64 casillas y 16 piezas (con 6 tipos diferentes de ellas), ya resultan incalculables las diferentes combinaciones que se nos ofrece, en una vida con tantos días, con tantas cosas por hacer y con tanta gente a nuestro alrededor, es infinito el número de alternativas que tenemos. Por eso podemos decir que, salvo casos extremos, tenemos un abanico infinito de posibilidades en nuestra vida. Pero para aprovecharla es necesario, al igual que en el ajedrez, una estrategia, reflexión, visión y adaptación constante. La vida también nos pide un precio... Este es mi primer mensaje.

SEGUNDO. Si las fichas del ajedrez no se mueven solas, con la vida pasa algo parecido. Por supuesto que nos influyen muchos actos realizados por terceros, pero quien realmente mueve los hilos de su vida somos nosotros mismos. La vida no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con ella. Es cierto que no podemos dejar de tener en cuenta lo que me pasa, por supuesto, pero quien se escuda en lo que le ocurre para quejarse de su vida está tomando una actitud pasiva: no encontrará viento favorable, como bien dice Schopenhauer. Vivir implica adoptar una actitud activa, protagonista y positiva. Y este es mi segundo mensaje.

TERCERO. Mi tercer mensaje hace referencia a que debemos ser conscientes de lo que queremos y de lo que podemos conseguir. Deberíamos despegarnos de tantas y tantas necesidades y costumbres artificiales con las que la sociedad nos abruma pero que no representan el ser que somos. Es importante pararse y reflexionar para cuestionarnos hasta qué punto lo que hacemos responde a nuestros más íntimos deseos o si nos dejamos llevar por los hábitos sociales que asumimos desde niños y a lo largo de nuestra vida. Se trata de echar la vista atrás, de vez en cuando, y comprobar si nos reconocemos en la persona que hemos sido o si nos sentimos bien con lo que hemos hecho: salir de uno mismo y preguntarse si ese ser que vemos y que somos nosotros mismos, irradia gozo. ¿Se merece algo mejor? ¿Ha visto recompensados sus años de esfuerzo y sus renuncias? ¿Se le puede aconsejar algo para verle más alegre y satisfecho? ¿Qué harías por ese ser, que es uno mismo, si fuera nuestro hijo? Es conveniente asumir que somos el mayor o único responsable de nuestra vida y de nuestra felicidad.

Photo by Ben White on Unsplash
CUARTO. Nada permanece, todo cambia: el mundo que nos rodea y nosotros mismos, aun sin darnos cuenta. Cada día es diferente. Cada día es una oportunidad. Por tanto, debemos adaptar constantemente nuestras expectativas cambiantes a las posibilidades cambiantes que nos ofrece la vida. Debemos reflexionar, como decía antes y debemos buscar pero, sobre todo, debemos disfrutar. El cambio debe ser algo exento de prejuicios y libre de limitaciones (y auto-censuras) pero debe ser coherente con nuestras más arraigadas convicciones, aquellas que han pasado el filtro de nuestra más severa crítica y que son genuinamente nuestras (no heredadas). Por el contrario, toda convicción que haya sido asumida sin reflexión en algún momento de nuestra vida debe ser sanamente cuestionada para averiguar si realmente nos define. De esta manera, si es el caso, tendremos la oportunidad de eliminar cualquier prejuicio que distorsione nuestra visión y nuestra libertad.

QUINTO. Ahondemos un poco más y vayamos a por mi quinto mensaje. Solemos funcionar en base a modelos, hábitos, rutinas repetitivas y reglas, que terminan por convertirse más en una cárcel que en un trampolín para una vida sana, provechosa y grata. Muchas veces nos aburren hasta la saciedad y hacen que nuestros días se presente iguales: el tiempo parece volar. Solemos terminar siendo esclavos de lo que se nos enseñó en la niñez, de aquello que en nuestra juventud nos parecía adecuado o de aquello que hace todo el mundo, por el mero hecho de que lo hace todo el mundo. Sorprendentemente, somos temerosos siervos de nuestra mente y de nuestros prejuicios, algo que deberíamos combatir cuando son perjudiciales o ya se han quedado desfasados e inservibles. Si queremos conquistar nuestra libertad más genuina debemos combatir la tiranía de nuestras rutinas y prejuicios, especialmente si no son nuestros y no nos identificamos con ellos.

SEXTO. Y, por último, la “prueba del algodón”: si no disfrutamos del “juego de vivir”, es que nuestra estrategia está equivocada. Podremos jugar mejor o peor, pero si no disfrutamos del juego estamos planteando mal la partida. Es cierto que nada es perfecto y que no estamos exentos de cometer errores y de sufrir reveses, pero al final debemos conseguir que esa balanza del “buen vivir” se incline más del lado de las satisfacciones. Y sobre todo, debemos intentar que no seamos nosotros mismos los que nos pongamos las trabas. Debemos superar complejos y limitaciones, y dedicarnos a vivir aprovechando las oportunidades que surgen a nuestro paso.

Al final, salvo escasas excepciones, somos nosotros los únicos responsables de construir nuestro infierno o nuestro paraíso en ese tablero de ajedrez que llamamos vida.



Emilio Muñoz
Cosas del más acá

© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)



Daminika - In the Morning
(por Fluidfield)


No hay comentarios:

Publicar un comentario