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domingo, 14 de abril de 2019

LAS REDES SOCIALES NO SON LA RAÍZ DEL PROBLEMA


“Greta Godoy decide cerrar su cuenta de instagram cuando llega a los
dos millones de seguidores. Guiada por un deseo incontrolable de volver
a conectar consigo misma, de recordar quién era ella antes de entregar
su vida a todos aquellos “fans” que la llevaron al éxito”

Berta Bernad
Sinopsis de su libro “Mi nombre es Greta Godoy


Esta obsesión por ser “influencer” (algo así como “líderes de opinión y tendencias”, ¡pero de cualquier cosa que no requiera pensar mucho!), o lo que es lo mismo, por alcanzar la gloria de tener miles y millones de seguidores, no radica en la tecnología, ni en las redes sociales. Es una gran hipocresía culpar a una herramienta que no tiene vida de los problemas que se derivan únicamente de la forma en que utilizamos esa herramienta.

Digámoslo claramente: la tecnología es buena; los malos somos nosotros. Y más que los jóvenes, los adultos, por esa necesidad de aparentar ser jóvenes recurriendo a la superficialidad. Es especialmente lacerante esa terrorífica ausencia de valores con la que a veces formamos a nuestros jóvenes. En otras ocasiones, lo que hacemos es transmitir valores que no forman, sino que deforman, a los jóvenes: el éxito, la fama, la competitividad, presumir, aparentar… Afortunadamente, también hay bastantes padres que saben cómo ayudar a sus hijos a madurar, como hay muchos jóvenes que no olvidan las vivencias de su niñez, esa época de la vida en la que sus actos responden a sus más innatos impulsos, y no a los convencionalismos sociales.

miércoles, 3 de abril de 2019

TE QUIERO CONTAR…


"Creo en mi corazón, el que yo exprimo
para teñir el lienzo de la vida..."

Gabriela Mistral (1889 - 1957)


Free image: Max Pixel
La vida nos pertenece pero no se resume en los miles de gestos que hacemos a lo largo del día. ¡Rotundamente, no! Eso es, en muchos casos, la máscara tras la que nos ocultamos para disimular nuestra desnuda humanidad. La vida debe ser algo más especial… Vivir es algo más…

La vida que vivimos se acompasa con las notas que derrama un olvidado piano; notas que se condensan en el rocío de nuestras emociones. La vida es el mismísimo piano; ese arrinconado piano al que solamente, de vez en cuando, nos acercamos para acariciar y sentir sus más intensas vibraciones… para conseguir que interprete nuestros más íntimos y sinceros sentimientos. Y así reconocer lo que realmente somos. Es entonces cuando, por un instante, reverdecemos en el encuentro con nuestro auténtico ser. Es entonces cuando vuelve a florecer, efímeramente, la razón, la emoción y el sentido.

martes, 12 de febrero de 2019

EKKI HUGSA


“El silencio es el sonido más fuerte que existe”

Lao Tse (s. VI aC)


No pienses…

Para un incurable curioso y crítico, como es mi caso, entregado a la continua reflexión, esta proposición (ekki hugsa, en islandés, de donde es originario Ólafur Arnalds, autor del tema músical que acompaña esta entrada) es todo un reto, aparentemente imposible de cumplir.

Sigo a Ólafur desde hace ya bastantes años, al que considero un genio de la composición. Un genio con espíritu de descubridor y aventurero. He seguido su evolución musical, y creo haber entendido cómo ha integrado la tecnología en su creación musical. Su tema “ekki hugsa” (“no pienses”), lo refleja a la perfección, e intuyo que su sonoridad, regular, repetitiva y mecánica, le ha llevado a realizar su video en una nave industrial, así como a ponerle ese título, que parece apelar a nuestra más inerte y robótica mente.

Y sin embargo, me temo que es justo lo contrario. Pues lo mismo que la mente y el pensamiento nos hacen libres, a la vez nos someten a la tiranía de la razón. La cara amable del ser humano se compone de una mezcla de emoción, intuición y razón. Por eso, demasiada reflexión limita nuestra espontaneidad, nuestra autenticidad y todo aquello que es fiel reflejo de nuestra intrínseca humanidad.

miércoles, 23 de enero de 2019

EL PODER DE LA COLABORACIÓN


“Los hombres construimos demasiados muros
y no suficientes puentes”

Isaac Newton (1643 – 1727)

“Hemos aprendido a volar como los pájaros
y a nadar como los peces,
pero no hemos aprendido el sencillo arte
de vivir como hermanos”

Martin Luther King (1929 - 1968)


Una antigua historia sufí cuenta que en un bosque vivían dos mendigos, uno cojo y el otro ciego, ambos enfrentados por viejas rencillas. Por diversas circunstancias, los dos perdieron sus casas en un incendio. Queriendo salir del bosque, ninguno de los dos tenía posibilidad, pues uno no podía moverse y el otro, pudiéndolo hacer, no sabía qué camino tomar.

Los dos mendigos se encontraron, y a uno de ellos se le ocurrió una brillante idea: el ciego llevaría al cojo en volandas, para que éste le indicara el camino a seguir. Así pudieron salir del bosque. Lo que hasta entonces solo había sido una sucesión de rencillas se convirtió en una enriquecedora y grata amistad a partir de ese momento.

Esta es una hermosa lección del poder y de los beneficios que tiene cualquier ser cuando entra en una dinámica de colaboración. Lo encontramos a menudo en la naturaleza, pero esta enseñanza debería aplicársela, de forma especial, el ser humano, tan extrañamente necesitado de resaltar su diferenciada personalidad, seguramente porque la encuentra pobre y porque vive sumergido en esta destructiva cultura nuestra (hablo de la Occidental) que incentiva la superioridad sobre los demás, el protagonismo a cualquier precio y la competitividad más nociva e, incluso, despiadada. El alto precio asociado a nuestra mentalidad no solo lo ha pagado una abrumadora parte de la humanidad con su vida (continuas guerras) o con la pobreza (la desigual distribución de la riqueza), también lo está pagando nuestro planeta, más y más rápidamente deteriorado con el paso del tiempo (cambio climático, polución ambiental y de los mares, y relativo agotamiento de los recursos).

martes, 1 de enero de 2019

GARCI (O EL DULCE ENCANTO DE LA MEMORIA)


“El amor, como la música, como la pintura, como los libros,
no se busca…
Se encuentra”

José Luís Garci / Horacio Valcárcel
Del guion de “Historia de un beso”


Cuando era joven, mi opinión de José Luís Garci (José Luís García Muñoz, el director de cine) era tan superficial como negativa. Pensaba que sus películas eran serias, lentas y aburridas; y que él, además de un fumador empedernido, era un progre acomodado. Nunca vi una de sus obras en el cine, ni tuve interés en hacerlo.

Con el paso del tiempo hay cosas que han cambiado en mí. Y han cambiado mucho más de lo que he sido capaz de percibir y asimilar. Por eso, ha sido una sorpresa comprobar las sensaciones, las emociones y las reflexiones que he tenido en torno a sus películas en este último periodo de mi vida.

Garci pertenece a una de esas generaciones que tuvieron que sufrir el asfixiante ambiente de una posguerra en la que se podía pensar con total libertad, siempre y cuando se mostrara una adhesión clara al régimen del momento, o las ideas contrarias solo se expusieran en privado, entre personas de total confianza y sin dejar rastro alguno.

En mi opinión, Garci es, ante todo, un creador de ambientes. Tiene una habilidad especial para atraer, seducir y envolver al espectador en sus ambientes. Lo que antaño me parecía lentitud, y hasta tedio, hoy me parece un genial dominio del silencio, de los tiempos aparentemente muertos, de las frases dichas a media voz, de la recreación de escenarios en los que el tiempo se ha detenido… Y lo hace con tal maestría que da tiempo al espectador para que tome conciencia de sus propias emociones y reflexione sobre ello.

En Garci toma forma la serenidad del sabio, ese gran don que descubrí hace ya muchos años en el filósofo de la antigua Grecia, Epicuro. Este pensador, que tuvo que vivir los difíciles años de la larga agonía de la antigua Grecia (el llamado periodo helenístico), preconizó el goce de los más sencillos placeres, poniendo en la cúspide al sano, humilde y sincero disfrute de la amistad. Aprecio, generosidad, mutuo apoyo, regado de enriquecedora humildad, son los valores que preconizó este genial filósofo, tan torpemente ignorado por la soberbia de nuestro actual mundo de engañosa abundancia y aparente bienestar.

José Luís Garci (Internet)
En Garci no vemos impactantes personajes, diálogos o guiones. Garci deja que sus películas se empapen de realismo, sobriedad y sentidas emociones. Sus guiones, con huir de la ampulosidad, destacan por su hondura y seriedad, y son fruto de una profunda reflexión sobre la vida y una incansable búsqueda de su sentido. La agudeza de muchas de sus frases y la orientación que van tomando los diálogos dan fe de todo ello.