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lunes, 24 de abril de 2023

EN DEFENSA DE LA ILUSIÓN…


“Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas”

Mario Benedetti (1920 -2009)
De “Defensa de la alegría”


“Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión…”

José Ángel Buesa (1910 – 1982)
De “Amor tardío”


Foto de Dustin Humes en Unsplash
Todos perseguimos la felicidad, como si pudiera ser el punto de llegada de un propósito nuestro concreto. Y Mario Benedetti escribió sobre algo que creo más afinado, pero aún no suficientemente acertado (¡perdóneme el sabio por mi atrevimiento!), y lo hizo en su poema, tan beligerante como hermoso, “Defensa de la alegría”. Me explicaré…

Tanto la felicidad, como la alegría nunca pueden ser un objetivo, un impulso, un motivo. ¿Por qué? Porque tanto la felicidad como la alegría son el resultado de esa simbiosis entre lo que nos pasa y lo que hacemos. Nunca son causa. Dicho en términos científicos, basándonos en la teoría de sistemas y las relaciones causa-efecto, ni la felicidad ni la alegría son impulsores per se, sino efectos; pueden realimentar nuestro ánimo, creando círculos virtuosos, pero no están en la raíz de nuestro estado emocional. De hecho, pueden ser nuestro estado emocional.

Más bien, nuestro ánimo depende de la actitud que tengamos ante la vida. Y el resumen de todas esas actitudes que nos puede impulsar hacia la alegría y la felicidad es la ilusión. Pero no erremos el tiro: debe ser una ilusión instintiva, espontánea, ingenua y hasta inocente y explosiva (justo como los niños, nuestros ignorados maestros).

Ilusión en aprovechar el tiempo que nos es dado; en perseguir nuestros sueños sin desaprovechar el momento presente; en vivir con la mente, el alma y el corazón abiertos, para contaminarnos de vida y contaminar, a su vez, la vida; en ser amantes de la vida, del saber y de la bondad; en vivirnos y vivir libres de ataduras o complejos innecesarios, ejerciendo de nosotros mismos; en elogiar la prudencia y no olvidarnos de que también debemos ser prácticos, pero sin caer en ese angustioso, asfixiante y frustrante pragmatismo que nos convierte en robots.

Recuperar la sabiduría es recuperar la ilusión, y hacerlo de una forma similar a como la vivíamos en la niñez. Y digo similar, porque es imposible que sea igual. Ni siquiera es conveniente…

Ese camino, el de la ilusión, el del esfuerzo por ser y vivirnos, es el único, en mi opinión, que nos puede llevar a la felicidad y a la alegría (con minúsculas, por supuesto, aunque ya no tenga ninguna duda de que también puede llegar a vivirse con unas enormes mayúsculas).

Ilusionados, y un poquito ilusos, ¡para no aburrirnos! Y con ingentes toneladas de ternura, por favor… ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!


Emilio Muñoz
Pensar y sentir

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Pinkzebra - In The Moment Of Inspiration
(por TY)



lunes, 17 de abril de 2023

SOBRE LA FELICIDAD…


“Algún día en cualquier parte,
en cualquier lugar,
indefectiblemente te encontrarás a ti mismo,
y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz
o la más amarga de tus horas”

Pablo Neruda (1904-1973)


“La felicidad,
agua de manantial entre tus dedos…”

Emilio Muñoz


Foto de Shea Rouda en Unsplash
Si hay algo que he aprendido sobre la felicidad es que normalmente la reconozco cuando ya no la tengo. Solo en un momento de mi vida he experimentado una felicidad tan plena y tan prolongada como para ser consciente de mi estado de gracia. Pero incluso en este caso se mostró frágil y huidiza… No dependía solo de mí. Y supongo que, tal y como me planteo la vida, nunca depende solo de mí.

Creo que hay tantos tipos de felicidad como personas existen. Hay personas que encuentran la felicidad en la serenidad, otras en la frugalidad, otras en el control de su sensualidad y / o emocionalidad, otras en el disfrute de los pequeños gozos de la vida…

En mi caso, he optado por la felicidad unida al amor, de tal manera que encuentro la felicidad en el éxtasis del amor apasionadamente vivido y estrechamente compartido. El entusiasmo que se despliega, la admiración que se crea, la necesidad de fusión que me supera… me permiten alcanzar una sensación de plenitud insospechados.

Pero encontrar ese punto es realmente difícil. Unas veces porque no encuentro a la persona con la que se despierta el entusiasmo. Otras veces porque la persona adecuada no es consciente de la maravillosa experiencia que tiene a su alcance. Otras veces porque el miedo se apodera de unos u otros. Otras, porque hacemos de la renuncia el mejor antídoto contra el veneno del miedo.

Mi conclusión siempre es la misma: si hay que elegir entre arder y vivir inerte, mejor morir ardiendo. Una vida larga nunca compensa la renuncia de amar libremente, hasta quemarse si es lo que nuestro espíritu nos pide. Más bien, una vida larga de renuncia se convierte en una tortura interminable. Calidad por encima de cantidad.


Emilio Muñoz
Pensar y sentir

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(original autentificado)



Philip Daniel, Jacob Pavek, Blomma - August
(por José Alonso)