“No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es”
Alejandro Jodorowsky (1929 - …)
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Porque ser uno mismo o una misma, no es nada sencillo. Recibimos tantas interferencias desde la niñez que es casi un milagro que algún día lleguemos a reconocer quienes somos y a vivir como realmente somos. Creo que la plenitud de la vida (que no la felicidad) se logra cuando llegamos a ese maravilloso descubrimiento del propio yo y a esa magnífica solución de ser ejercer, realmente, de nosotros somos. Y no refiero a quien creemos ser, un error muy extendido.
Me refiero especialmente a ese aluvión constante de mensajes, directos o subliminales, que vienen desde nuestra familia, amistades, conocidos, y sociedad en general, a través de la palabra amiga o del machaqueo continuo de la publicidad. Y de ese caudal incesante de imágenes que describen quienes deberíamos ser, que representan mundos tan maravillosos como impersonales e irreales; que nos atrapan en la persecución de un ser ideal desprovisto de personalidad. Un ser que consume sin medida y que persigue la ficticia grandeza de ser mejor que los demás y tener más que cualquiera. Parece mentira que después de tanta intoxicación pueda sobrevivir la auténtica personalidad de cada cual. Por desgracia, muchos son los que sucumben…
Solo en la humildad de reconocernos uno más entre muchos podemos empezar a dedicar tiempo para saber quiénes somos y a encontrar la razón por la cual merece la pena vivir. Sin perder la dignidad, por supuesto. Solo desprovistos de los falsos ídolos e ideales podemos descubrirnos a nosotros mismos y reconocer a quienes nos rodean. Y así, solo en la plenitud de ser lo que somos podemos establecer lazos por doquier, con personas, animales o cosas, que consigan hacer de nuestra existencia un paseo delicioso y entrañable. Una vida digna de ser vivida…
Emilio Muñoz
Cosas del más acá
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